Transformers

Transformers: Da Mubi = ID4: Independence Day

Todo pasa exactamente como en aquella película de invasión de 1996. Una de mis gringaderas favoritas.
Y Transformers es eso: una gringadera.

No es una película buena. Funciona únicamente a nivel espectacular y ahí se queda todo el tiempo.
Si les gusta la caricatura, estarán más que felices con la película, porque el momento en el que Optimus Prime se presenta es, simplemente, ultramegachingón. Es como devorar una Krispy Creme tras dos meses de dieta.
La trama es la misma que siempre: los transformers buscan el cubo que les otrorgó la vida: el AllSpark. Eso es todo lo que necesitan. No hay más.
Tenemos la historia amorosa (más bien calenturienta) entre Sam Witwicky y Mikaela (ya saben, la deliciosa Megan Fox) mezclada con la guerra entre robots gigantes que dicen cosas como:

"La libertad es un derecho de todos los seres vivos" (algo así dice el buen Optimus).

No esperen una película seria, porque Michael Bay optó por el tono de comedia infantil. La única diferencia es la intensidad con la que autobots y decepticons se hacen mierda entre ellos. Es bastante intenso.

Hay cosas muy cagadas, música muy gringa, gordos comiendo donas, negros, cubanos, nerds, científicas deliciosas, perros tiernos, papás gordos que ignoran tráilers estacionados en su patio… Ya saben, es B-A-S-T-A-N-T-E absurdo. Pero la película es sobre robots gigantes que invaden la Tierra y, para cumplir su misión, deben mimetizarse con nuestras máquinas.
¿Existe concepto más estúpido?
¿No sería suficiente con que llegaran y nos partieran la madre y encontraran su cubo sin necesidad de convertirse en un licuadoras?
¡Claro que sí! Pero el objetivo original de Transformers (da cartoon) era vender juguetes, y la versión de cine opera del mismo modo.
Se lo pasarán de poca madre aquellos que recuerden lo divertido del programa y aquellos que amen las explosiones sin sentido. Todos los demás, mejor vean la de David Lynch.